viernes, 20 de marzo de 2015

Una nueva manera de entender nuestra identidad.

Todo comenzó una tarde cuando me encontraba discutiendo con mi queridísimo amigo Alex sobre temas deportivos. La discusión adquiría grandes dimensiones y el debate se encontraba en su punto de ebullición cuando, de una manera inesperada mi móvil me notificaba de que había sido mencionado en un twitt.
Lo primero que se me pasaba por la cabeza era de que mi querido amigo Alex había trasladado nuestra conversación o mejor dicho, nuestra discusión a las redes sociales a expensas de ser retuiteado o marcado como favorito, premio que se le otorga a los buenos twitts. Tras pensar que dicho twitt provenía de mi amigo, acto seguido se me ocurrió no hacerle caso.
Cuando llegue a mi casa, decidí ver cual era el comentario que me había dedicado mi "archienemigo estudiantil" y, para sorpresa mía, resulta que mi sospechas eran inciertas, el twitt procedía de otra persona, persona que me proponía un juego de palabras el cual no acepté.
Al día siguiente, en concreto en la clase de economía, escuché a varios compañeros que estaban hablando sobre el twitt ese misterioso y decidí interrumpir la conversación para informarme del misterio de aquel twitt.
Al momento comprendí el asunto, recordé que mi novia me había comentado algo sobre la identidad de este misterioso personaje y acto seguido, faltando a las leyes y normas de la clase, decidí responder al juego de palabras.
Por fin llegó el día de conocer al autor de aquel gran misterio.La primera impresión que me dio fue la de un tipo peculiar que se promocionaba con una imagen de él en la camiseta.
Comenzaba la clase, el hombre nos ofrecía bombones, bombones que yo no acepté por motivos calóricos.
A medida que pasaba la clase, aquel hombre el que yo pensaba que se promocionaba, que acto seguida descubrí que no era él sino el de la seria "Breaking Bad",iba moldeando la clase a su manera y haciéndonos pasar un buen rato. Ese hombre tenía el don de decirnos verdades como puños a la vez que te hacía pasar un buen rato.
La parte álgida del discurso llegó, en mi opinión, cuando nos puso un vídeo que no inducía a luchar por nuestros sueños, sueños que muchas veces no se llegan a cumplir pero por los que hay que luchar.

Pues bien, aquel hombre que al verlo me resultaba algo raro y peculiar, se llamaba David Alvárez un hombre que, para mi gusto, tiene algo que no tiene otros profesores, y es que te enseña de una manera divertida.
Yo y muchos compañeros deseamos tu vuelta. Como dicen los toreros, "Grande Maestro" esperemos que nos obsequies con más visitas con sus respectivos bombones.


2 comentarios:

  1. Hola Salva, gracias por tus comentarios tan amables y lamento que te tuvieras que abstener de los bombones, para la próxima pensaré en otro 'valor añadido' para mi participación.

    Un abrazo.

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